María Luisa Carcedo, ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, está emocionada: considera un hito que los nuevos alimentos, por la fuerza, que no por convencimiento, se nos vendan con menos sal, menos azúcar y menos grasas saturadas.

Eso está muy bien: le quitamos la sal, el azúcar y las grasas y es muy posible que consigamos quitarle al alimento todo peligro de gordura y hasta todo peligro de que sepa a algo.

Por una salud presunta nos cargamos un sabor real. Esto es hermoso, propio de una sociedad vital y feliz.