¡Ya lo tengo! Me caso en Amsterdam y me divorcio en Leganés. Así aprovecho dos ofertas tentadoras…la primera, de una agencia de viajes que propone casarse con un holandés para conocer mejor la capital de los Países Bajos. O así.

El paquete vacional, bautizado como «Marry an Amsterdammer» («Cásate con un amsterdamés») incluye la ceremonia, de 35 minutos, –con trajes, anillos y votos– y la luna de miel, que consiste en un recorrido a pie o en bicileta por los lugares más desconocidos de Ámsterdam. Todo ello por el módico precio de 100 euros y durante sólo 24 horas.

Y, la segunda oferta me sirve para “desfacer” mi compromiso matrimonial. Si dejo que me asesore el bufete propietario de la “divorcioneta” de Leganés (un vehículo que circula por Madrid con el lema “Si el camión del divorcio se te aparece, será que la ocasión lo merece”)… mi separación me sale sólo por 150 euros. Un chollo, vamos. Aunque esto de que cueste más divorciarse que casarse no resulta muy progresista.