Lo que distingue al progre español del resto de progresistas del planeta es que el progre español odia a su propio país. Por ejemplo, a los progres de Cuatro no les gusta, vaya usted a saber por qué, que himno español tenga letra. Marta Sánchez se ha empeñado en que la tenga. A Cuatro no le gusta el himno de España porque no le gusta España. Como no le gusta el himno no quiere que tenga letra y le basta con una marcha militar (aunque no le gusten los militares) sin mayor significado. Pero resulta que la letra de Marta Sánchez ha gustado a los españoles y ha disgustado a los separatistas. Y encima citaba a Dios. Entonces, como no se puede detener la pelota, hay que detener al jugador: el telediario de Cuatro resumió el patriotismo de Marta Sánchez con una cantante de años atrás, cuando cantaba ante las tropas españolas destacadas en el exterior con escaso textil. Es decir, que para los progres españoles Marta Sánchez ha pasado mujer liberada a despreciable objeto sexual. Aprendan a manipular amigos. Hispanidad redaccion@hispanidad.com