Hay mucha contaminación señores, asegura la indocumentada alcaldesa de Madrid. Y entonces empieza a reducir la libertad de movimientos: el coche a setenta por hora (como si eso fuera una solución), nada de aparcar en la ciudad, y como os pongáis farrucos a partir de mañana sólo entrarán en la capital los vehículos con matrícula impar (lo que sin duda beneficiará a quien posea varios automóviles). Todo esto sin distinguir entre coche de gasolina o de gasoil, que no emiten los mismos gases ni colaborarían a la contaminación. Simplemente, se trata de reducir la libertad de los ciudadanos. Y quizás se lo tengan merecido, porque los madrileños, como disciplinados borregos no ponen el grito en el cielo ante la 'histeria ecológica' de doña Manuela Carmena, la/el peor alcalde de la villa y corte (en la imagen). De Podemos, naturalmente. Madrid no sufre una boina de contaminación, lo que sufre es la boina de 'histecología' de su alcaldesa… a quien guarde Dios muchos años... pero fuera del Ayuntamiento. Y lo peor es que nadie protesta, como borregos adoradores del dios-planeta y la madre-tierra. Acabaremos adorando a la madre tierra, al primo aire y al cuñado fuego. Mismamente en la Puerta del Sol. Hispanidad redaccion@hispanidad.com