Ante todo, el presidente francés es un banquero de inversión, es decir, un bono convertible, personaje ubicuo que ofrece argumentos razonables para sus tesis, tan razonables como los argumentos utilizados un día después para las tesis opuestas.

Ahora, Lolito Macron ha tenido que soportar la dimisión de su ministro ecologista, Nicolás Hulot, por la sencilla razón de que Macron considera, como algunos millones de franceses más, que las verdades dicen muchas tonterías. Pero entonces no debería haber nombrado al rostro del verdismo gabacho, a Hulot.

Segundo, Macron sorprende al mundo solicitando que una defensa común de Europa con Moscú, algo así como meter a Putin en la OTAN.

Una de cal y otra de arena, porque el nuevo viraje de Lolito ‘ubicuo’ Macron no puede ser más acertado. Hay que atraer a Putin hacia Occidente y alejarle de Oriente.