No fue un error. El edificio más alto del mundo, el Burj Khalifa, en Dubai, se iluminó el 12 de octubre, día de la Hispanidad, con la bandera de España, escudo incluido. Todo parece normal, pero no lo es: los árabes suprimieron la cruz de la corona situada en la parte superior, algo que, ojo al dato, está estipulado en la Ley 33/1981 y en los reales decretos 2964/1981 de 18 de diciembre y 2267/1982 de 3 de septiembre.

En otras palabras, incumplieron lo que dice la ley. Y no fue un error, ya que el responsable de tan bonito espectáculo fue el Gobierno en funciones que, a través de la embajada española en los Emiratos Árabes Unidos, contrató la iluminación del rascacielos para que luciera la bandera de nuestro país durante 3 minutos, algo que costó unos 100.000 dólares.

Lamentable actitud del Gobierno y, por qué no decirlo, de la Casa Real, que todavía no ha protestado. La cruz, símbolo de los cristianos, no solo debe estar presente en el escudo de España porque lo dice la ley, sino, principalmente, porque el cristianismo es parte esencial de nuestra historia. Y si los árabes se niegan a aceptarla, no se contrata el rascacielos y punto. Pero claro, si son el propio Gobierno y la Casa Real los que reniegan de la historia de España...