Sólo la tontuna progre que aún anida en El País, puede llevarle a defender la islamización de la catedral mezquita de Córdoba. No por el edificio en sí sino por su significado más profundo, aquello de lo que estamos hablando: la sociedad islámica de los tiempos de la mezquita.

Esto es lo que defiende El País, en palabras de José Javier Esparaza en su obra La gran aventura del reino de Asturias sobre la sociedad cordobesa que algunos quieren resucitar. Ojo al dato: "el poder islámico había estratificado la sociedad cordobesa en cuatro grupos diferenciados. En la Cúspide, los invasores musulmanes; después los muladíes, es decir, los cristianos conversos al islam; bajo ellos los maulas, que eran clientes o siervos de los anteriores. En la base, los mozárabes, es decir, cristianos que no habían renegado de su fe y a los que se gravaba con severos impuestos.

Contra la absurda imagen de 'pacífica convivencia multicultural', que hoy defienden algunos, la verdad es que ser cristiano en Al Andalus era muy difícil: estaba prohibida toda manifestación externa del cristianismo, estaba prohibido negar el carácter profético de Mahoma, estaba prohibido dejar de ser musulmán para volver a ser cristiano, estaba prohibido difundir el cristianismo entre las gentes… y la pena para quienes infringieran esos vetos era, con frecuencia, la muerte". 

Una maravilla, la sociedad islámica, una maravilla el Islam.

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