Que sí, que hay que perseguir a una trama como la de Francisco Correa, que compraba contratos públicos con regalitos a hombres y mujeres públicos (por lo general regalos de los más horteras) del Partido Popular. Se trata de una corrupción primaria, casi infantil (la de los ERE del PSOE andaluz resultaba mucho más intrincada y puñetera) y lo que llama la atención de la misma era su carácter sistemático. Un sistema permanente de chorradas pero sistema, a fin de cuentas. Tarjetas Black de Cajamadrid. También está mal, como la Gürtel. El problema es cómo de mal está. Y sinceramente, con las tarjetas negras de representación me parece que se ha exagerado un poquito. Tarjetas Black había. Y hay, en todos los grandes bancos y empresas. Y funcionaban como en Cajamadrid ¿que en esta última hubo excesos? Sí, los hubo, y asimismo muy horteras. Pero ni por eso cayó Bankia ni se trata de una organización criminal sino unos listillos que utilizaban la tarjeta de presentación en beneficio propio. Como ya hemos explicado muchas veces en Hispanidad los banqueros sinvergüenzas no son los de las tarjetas blakcs sino los de los créditos fallidos: le conceden un crédito a un amigo y, casualmente, a las pocas semanas, el tal crédito resulta fallido. Pierde la entidad 150 millones de euros (ejemplo real, más del doble que todo el aparato de tarjeta 'black' en una sola operación) y ganan el prestatario y el prestamista. Sí es un caso real,  no el único, y de la propia Bankia. Es uno de los casos del que se acusa a José Luis Olivas, vicepresidente de Bankia y vicepresidente valenciano. Esto sí es importante y sí hace quebrar un banco. No las puñeteras Black. ¿Eso significa que los excesos con las tarjetas y los regalitos del Gürtel no deben ser perseguidos? Sí, deben ser perseguidos y son moralmente reprobables. Ahora bien, comparados con los créditos fallidos, de los que nadie habla, Gürtel y las tarjetitas son eso: minucias. Hispanidad redaccion@hispanidad.com