La gran mentira del feminismo consiste en asegurar que sólo el varón es violento. La mujer jamás. Ahora bien, si la mujer no puede ser violenta es que es tonta. Y no es tonta.

Claro que la mujer puede ser violenta, sólo que utiliza otras armas que la fuerza bruta.

Si reducimos la violencia a la violencia física, estamos reduciendo al hombre al papel del animal. El hombre –varón o mujer- es un ser racional. Ergo, sabe hacer daño de otras muchas maneras.

Por eso, la vicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, miente cuando centra toda la cuestión en la llamada violencia machista, la del varón. No es así.