Nos venden que la reproducción asistida (sobre todo la fecundación in vitro o FIV) es vida, pero eso es mentira. La FIV es, principalmente, muerte. Por cada niño que nace, varios hermanos suyos se quedan por el camino.

Por una doble vía: o abortos selectivos, perpetrados cuando ya se han introducido los embriones en la madre, o bien -diagnóstico pre-implantatorio- cuando se selecciona previamente al embrión-Supermán, el mejor dotado, para luego implantarlo en la madre.

En cualquiera de los dos casos se produce la eliminación de embriones, es decir, de seres humanos.

De propina, los llamados embriones sobrantes pasan al frigorífico para ser utilizados por la ciencia (que no ha logrado avance alguno con la utilización de embriones y sí, precisamente, con células-madre no embrionarias.

Así que menos cuentos: la FIV no es vida, es muerte. Además de una selección antinatural sobre quién debe vivir y quién debe morir. Vivir, sólo los más dotados.