Por lo general, e incluso por lo particular, la programación navideña de la tele española ha dado mucho asco. Aún queda la Epifanía y el Bautismo de Cristo (domingo 11 de marzo) para terminar el ciclo litúrgico navideño, pero mucho me temo que el asunto no mejorará.

Por lo general, la programación de la cadena de televisión ha sido irrespetuosa, también blasfema, o bien cursi, o bien hipócrita. Y todas ellas han tratado de recrear una Navidad sin Cristo, que es algo parecido a enseñar el marxismo sin hablar de Carlos Marx.

Pero ya el colmo ha sido el psicodrama social -es decir, la pornografía y memez intelectual- de Sálvame, ese grupo de majaderos convertidos en filántropos por un día. Ver a Mila Ximénez (en la imagen), una de nuestras más egregias contribuyentes  en el África profunda enseñándonos que los chicos de Jorge Javier Vázquez se desviven por el hambre en el mundo, es una tortura cruel que se debe evitar a los españoles y a los africanos 'ayudados' por Sálvame.

Lo de Jorge Javier Vázquez convertido en ONG resulta demasiado hasta para un sistema constitucional bien afianzado.

¿Sálvame salvando vidas de menesterosos en África? No, esto ya es demasiado hasta para Silvio Berlusconi.

Hispanidad

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