Hace ahora cuatro años el policía municipal Alberto Muraglia, hoy con 58 años, de la ciudad costera de San Remo, en la región de Liguria, fichó su entrada al trabajo en camiseta y calzoncillos.

Era su práctica habitual: acudía en paños menores y tras fichar retornaba a su casa, situada en el mismo edificio que los locales municipales. Muralla se ganó fama de funcionario vago e irresponsable y se convirtió en un símbolo del absentismo laboral en la administración pública.  

El ayuntamiento de San Remo abrió una investigación, que se cerró de forma espectacular: 35 funcionarios, entre ellos Alberto Muraglia, acabaron en arresto domiciliario con la acusación de fraude al Estado, porque tras fichar se marchaban, algunos a hacer deporte o de compras. 

Ahora, el juez de Imperia, Paolo Luppi, lo ha absuelto porque "el hecho no subsiste y no constituye un delito". Según el abogado defensor, Alessandro Moroni, es legítimo que el policía fichara al inicio de su turno y luego se marchara a su casa a ponerse el uniforme.

Tampoco se ha visto como delito el que a veces fuera la hija de Alberto Muraglia la que fichara en nombre de su padre. El policía Muraglia, tras recibir la noticia de la plena absolución, ha declarado: "Ahora quiero volver a mi viejo trabajo. He pasado cuatro años de tortura mediática, ante lo cual se puede reaccionar de dos modos: Con depresión o con serenidad e ironía. Yo elegí la segunda, pensando en mi mujer y mis hijos, no podía aparecer destruido".