Un colectivo convoca una huelga cuando cuenta con el favor de la mayoría social (no la de Podemos, sino la de verdad).  Lo malo es que, a lo mejor, su la ausencia de su labor se nota poco. Y, entonces, ¿qué hacemos?

¿Recuerdan cuando 12 años atrás, surgió un líder sindical arisco que dejó Madrid sin autobuses en una huelga salvaje? Descubrimos entonces que se puede vivir sin autobuses, e incluso se circulaba mejor.

Nadie es imprescindible.