Dice Jueces para la Democracia (JJpD) que si los españoles no creen en la justicia es porque está politizada. A lo mejor no creen en la justicia porque no creen en ellos, en los jueces. Y a lo mejor no que la justicia esté politizada sino que la política esta judicializada. Y no se trata de JJpD sean progres, porque en la misma línea se mueven la mayoritaria, y conservadora, Asociación Profesional de la Magistratura o la no se sabe qué Francisco de Vitoria. Los jueces, como los pollitos, no son seres arcangélicos. Pretenden, como los políticos, poder. Ellos aseguran que sólo aplican las leyes, pero las diferencias entre uno y otro fallo, sobre una misma norma, demuestra que el margen de subjetividad es grande. Al fondo, la gran verdad es que el derecho y la justicia deben asentarse en principios morales. El problema es que, si negamos esos principios, la justicia queda colgada en el aire. Y eso, mismamente, es lo que nos pasa. En cualquier caso, sin elevarnos tanto, el asunto es sencillo: el problema de ahora mismo no es la politización de la justicia, sino la judicialización de la política y de la sociedad entera. Cuando una sociedad ve cómo se disparan el número de casos judiciales, es que algo falla. Hispanidad redaccion@hispanidad.com