Francisco Javier Soria (en la imagen), el soldado español muerto en el Líbano merece que Naciones Unidas, a quien servía, investigue los detalles de su muerte.

Los cascos azules en Líbano se sitúan entre las posiciones israelíes y el grupo Hezbolá, que tiene más de terrorismo que de milicia.

El proyectil que mató al soldado español provenía de Israel, quien se ha condolido aunque no ha pedido disculpas de forma explícita. Ese mismo día morían varios militares hebreos y quien tiene muertos en casa no se preocupa de los muertos ajenos.

Pero debe hacerlo.

Dicho esto, distingamos: Hezbolá dispara sin avisar y luego se esconde, tal y como hacen los cobardes. Israel avisa Manos Unidas antes de disparar. El problema es que esta vez no lo hizo y, en cualquier caso, apuntó mal.

Hay una diferencia entre el modo de proceder de los islámicos y el del Ejército hebreo, a favor de los judíos, claro está. Ahora bien, si en esta ocasión fallaron… deben pedir disculpas.  

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