Y ahora Jerusalén. La manipulación de la prensa progresista mundial (progres de izquierdas y progres de derechas) sobre las palabras y los hechos de Donald Trump resulta inenarrable. Ahora, con Jerusalén. Vamos a ver: lo absurdo es que un Estado reconocido como una democracia en el mundo no pueda decidir cuál es su capital. Y los judíos tienen razones sobradas para elegir Jerusalén. Y Estados Unidos, razones sobradas para aceptarlo. El problema es otro. Jerusalén es la ciudad clave para dos religiones: la hebrea y la cristiana. No para los musulmanes, aunque éstos poseen allí dos centros de culto importantes. Ergo, mejor sería la solución propuesta en su día por Juan Pablo II, para la ciudad antigua (en la imagen): que fuera la capital de las tres religiones bajo mandato internacional... aunque en ella tuviera su sede el Gobierno hebreo (o el palestino), en la ciudad nueva, sin ir más lejos. En cualquier caso, Donald Trump no ha hecho lo mejor pero tampoco ha proclamado la III Guerra Mundial... que por lo demás, ya está proclamada y en ejercicio, sólo que sin trincheras. Hispanidad redaccion@hispanidad.com