Los chicos de Podemos son lo más parecido a un loro. Gran capacidad retórica pero ninguna dialéctica. Los argumentos brillan por su ausencia o son silogismos propios de Barrio Sésamo. Ejemplo viviente es Irene Montero, supongo que número 4 de la coalición, quien se ha asomado el jueves a Los desayunos de RTVE. Durante el primer minuto de entrevista ya había repetido tres veces la palabra progresista. Para que lo entiendan, progresismo es lo bueno y el resto es lo malo. Si le hubiesen obligado a definir progresismo habría vuelto a la casilla de partida: progresismo soy yo porque es lo bueno. Lo contrario es la derechona, que es todo mal sin mezcla de bien alguno. A estas alturas, todos sabemos que el progresismo se ha quedado en un "abajo los curas y arriba las faldas". Pero eso exigiría definir, con lo que estaríamos muy cerca de realizar un silogismo. En cualquier caso, que el comunismo se constituya ahora en punta de lanza del progresismo sólo puede entenderse si la verborrea evita cualquier funesto vicio de pensar. ¡Viva Pablo Iglesias! Eulogio López eulogio@hispanidad.com