La “perspectiva de género” se ha convertido en el eje principal de este Gobierno. Todavía no sabemos lo que es pero nos lo tememos. La ministra de Igualdad, Irene Montero, ya afirmó que la salida a la crisis del Covid-19 solo puede hacerse desde el feminismo y este debe extenderse a todas las áreas. El objetivo es que “la idelogía de género” penetre en todos los sectores de la sociedad y ahora llega el turno de la universidad. No podía ser de otra manera, después de los últimos avances de la doctoranda Irene Montero, había que dar este paso. 

La directora del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades, Beatriz Gimeno, se reunió la pasada semana con representantes de Eufem (Plataforma Universitaria de Estudios Feministas y de Género) con motivo de transmitir que desde la institución feminista “se contribuirá a promover, en alianza con el Ministerio de Universidades y desde la Mesa de Género y Universidades, que los estudios feministas sean plenamente reconocidos como área de conocimiento”.

En esta reunión, Gimeno trazó la líneas maestras de la institución que dirige para impulsar el feminismo en la Universidad y aseguró que asumirá, como una prioridad, la interlocución con el Ministerio de Universidades para construir una Red con todos los organismos de estudios de género y feministas, retomando el espacio de reunión y trabajo coordinado para poner en marcha un plan centrado en los siguientes puntos:

  • El liderazgo del Instituto de la Mujer en relación con la universidad, para impulsar los estudios feministas y de género.
  • La recuperación, en futuros ejercicios presupuestarios, de las líneas de financiación a proyectos de investigación y publicaciones, favoreciendo la difusión del conocimiento científico de estos estudios a través de un portal institucional.
  • La promoción de la composición paritaria de todas las comisiones de evaluación académica, la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) y sus diferentes comisiones, y la Agencia Estatal de Investigación (AEI), incorporando personas expertas en estudios feministas y de género, en lo relativo a las acreditaciones profesionales, de proyectos de investigación y en las acreditaciones de estudios.
  • El impulso de la formación en igualdad y de los estudios de género en la enseñanza superior, tanto en los Grados como, especialmente, en los postgrados, muy significativamente los destinados a la formación docente.

El Instituto de la Mujer se compromete además a exigir y reforzar con ayudas económicas las becas a postgrados en materia de género con el objetivo de garantizar la “promoción de la teoría feminista”. Seguro que ya tienen alguna candidata a catedrática, por ejemplo, la feminista que planteó una pregunta sobre la psiquiatrización foucalteana del cuerpo de la mujer... o así, que dijo un vasco, a la entonces portavoz de Podemos en el Congreso, Irene Montero. Esa sería sería, sin duda, una asignatura imprescindible. 

Por su parte, el ministro de Universidades, Manuel Castells, ha anunciado en pleno Estado de Alarma una reforma legal para que en todos los planes de estudios se enseñe la igualdad entre hombres y mujeres.

Porque el feminismo es una ciencia muy científica casi evidencia científica. Naturalmente, con dinero público.