Y por unanimidad, el PP, faltaría más, se ha sumado a la sugerencia socialista de colocar la bandera arco iris en el Congreso de los Diputados. A este paso, no sé con qué fuerza moral les va a obligar el Gobierno central o los tribunales a aquellos ayuntamientos controlados por independentistas que se niegan a colocar la bandera de España. En cualquier caso, pasear el vencido fin de semana por la Gran Vía era contemplar cómo comercios (lo de McDonald's, lo más llamativo) e instituciones competían por pagar el impuesto, no revolucionario, sino políticamente correcto: todos peleaban por exhibir la bandera arco iris. Naturalmente, en el Desfile del Orgullo Gay, el lobby homosexual aceptó a todos los partidos de la izquierda, pero retiró de primera línea a mandatarios del PP. Lógico. Por muy pro-gay que se ponga, el lobby gay nunca aceptará al PP como algo suyo. Hispanidad redaccion@hispanidad.com