El Ejecutivo comunitario ha aprobado esta semana su iniciativa estrella en esta batalla: una ley climática que convierte en jurídicamente vinculante el compromiso de convertir a Europa en el primer continente con cero emisiones de efecto invernadero para 2050. Pero la norma no convence ni a la activista medioambiental Greta Thunberg, invitada de honor en Bruselas para dar brillo a la ceremonia, ni a los ecologistas ni a la mayoría de Estados miembros.

La exageración se ha convertido en seña y signo de nuestro tiempo. ¿Y la angustia autoinfligida? También

"Cuando tu casa está ardiendo, no esperas unos años más para empezar a apagarlo. Y sin embargo, eso es lo que la Comisión está proponiendo. Cuando la UE presenta esta ley climática y de cero emisiones en 2050, ustedes están admitiendo indirectamente la derrota, que se rinden. Que renuncian al Acuerdo de París, que renuncian a sus promesas y que renuncian a hacer todo lo posible para garantizar un futuro seguro para sus hijos", ha criticado Greta Thunberg en la Eurocámara tras participar en la reunión de la Comisión con Von der Leyen.

Thunberg ha sido implacable con la presidenta y ha esquivado cualquier intento de utilizar su figura para blanquear la ley climática de la UE, que a su juicio es totalmente insuficiente para hacer frente a esta "amenaza existencial".

Por su parte, impasible ante las críticas de Thunberg, Von der Leyen ha asegurado que la nueva norma "será nuestra brújula para los próximos 30 años y nos guiará en la construcción de un nuevo modelo de crecimiento sostenible". "Los europeos quieren vivir en un continente que asume el control de su destino y su futuro. La neutralidad climática es nuestro destino europeo. Una economía sostenible y competitiva es nuestro futuro europeo", ha dicho la presidenta de la Comisión.

La exageración se ha convertido en seña y signo de nuestro tiempo. ¿Y la angustia autoinfligida? También. ¿Nos hemos vuelto todos idiotas? No, sólo algunos. Y algunas.