Cunde el pánico entre la progresía. El Papa Francisco nos ha traicionado. No es de los nuestros. Con la confianza que habíamos puesto en él. El tipo nos envía al confesionario, que es algo así como enviarnos a la caverna. Incluso intenta enmendar el gran error de su Pontificado (El Sínodo de la familia) y recuerda que los divorciados y vueltos a casar no pueden comulgar. En el colmo de la carcundia asegura que habría que negarle la comunión a los políticos aborteros. Con razón un medio, naturalmente progresista, resumía así el papado de Francisco: cuatro años de promesas incluidas. Si ni tan siquiera ha ordenado obispas. Hispanidad redaccion@hispanidad.com