Rueda de prensa en el avión de vuelta de Panamá. El famoso mal de altura, pero ahora no. El Papa trató varios asuntos, uno el del celibato sacerdotal. Al parecer, todo el mundo está empeñado en casar a los curas. Y no pudo ser más franco en su defensa: dijo que no quería ponerse ante Dios con la decisión de romper esa corona de la Iglesia. ¿Ha quedado claro?

También habló de aborto y lo explicó de una forma muy clara: misericordia, sí, con todos, también con el ser humano no nacido.