Por eso, nada menos femenino que el feminismo. Además de la horterada del 'alma feminista' de un Gobierno como el español de ahora mismo, más preocupado del feminismo que del alma, lo cierto es que el Ejecutivo de Pedro Sánchez no ha entendido nada. Sobre todo, sus ministras.

A la mujer se le atribuye un elenco de virtudes que no se le reconocen al varón. La más importante de todas ellas, la capacidad de acogida. Lo único que se pide al alma femenina es que porte esos talentos con discreción. O sea, sin feminismos. O sea, no como la vicepresidenta Carmen Calvo.