El pasado verano Maria Beatrice Giovanardi, inició una campaña en la plataforma ciudadana Change.org. Estaba indignada con algunos de los términos que recogen varios diccionarios de Oxford–el principal y el de sinónimos por ejemplo, insultos como «puta» («bitch») o palabras más informales como «titi» («bint»), «moza» («wench») y «pajarito» («bird»). Y solicitaba la supresión de esos términos.

Pues, resultó que no era la única indignada. A ella se unieron otras 30.000 ciudadanos -o ciudadanas-.

La queja abarca también a las frases que sirven de ejemplo, pues –según la demandante– describen a las mujeres como «objetos sexuales, subordinadas y/o irritantes para los hombres». He aquí un ejemplo dado: «Te dije que te quedaras en casa cuando yo llegara, mujercita».

Los firmantes piden a la editorial que se elimine toda frase o definición que discrimine y subestime a las mujeres –o que connote que son propiedad de los hombres–, que amplíen las definiciones de «mujer» e incluso se incluyan ejemplos protagonizados por minorías como las mujeres transgénero o las lesbianas. Otra de sus quejas es la mayor cantidad de entradas que tiene «hombre».

Oxford responde que la presencia de tales términos responde únicamente a su uso en la vida real y que no eliminarán simplemente por ser «ofensivos o despectivos», pues su finalidad es precisamente exponer su cariz peyorativo.

No hay que preocuparse: Reino Unido cuenta con 60 millones de habitantes. Salvo estos 30.000, ninguno ha demostrado un coeficiente intelectual inferior a 1,5.