Mientras Moscú prepara su respuesta ante una posible confirmación de que el avión civil siniestrado en el Sinaí, con 224 víctimas mortales, fue objeto de un atentado, el presidente turco Erdogan (en la imagen) persigue a sus enemigos tras su última victoria electoral. Para los tiranos, la victoria en las urnas siempre es el preludio de la dictadura. La lógica impone que ante el ataque del Estado islámico, Estados Unidos y Europa se unieron con Rusia contra el enemigo común. Lo impide un tal Erdogan, fundamentalista turco en las entrañas de la OTAN. Hispanidad redaccion@hispanidad.com