SM Felipe VI celebraba en Barcelona el vigésimo quinto aniversario de las Olimpiadas de Barcelona 1992, en lugar de estar en Santiago de Compostela, patrón de España, que es donde debía estar el Rey de España, el monarca de un país modelado en la fe cristiana. Pero nuestro rey es un moderno y eligió la cosa olímpica. Me parece bien. Pero lo que sin duda sobraba era calificar el año 1992, donde celebramos los 500 años del descubrimiento de América como "el encuentro de dos mundos". ¡Qué encuentro ni qué puñetas! La gesta de Colón fue el encuentro entre la civilización y la barbarie, en la que España, con todos los errores, que obviamente los hubo, elevó a unos salvajes, a quienes respetó como no lo ha hecho jamás ninguna potencia colonizadora. A la categoría de cristianos y de hombres libres. Estamos ante lo que podríamos llamar una regia horterada. Hispanidad redaccion@hispanidad.com