Cuando la evidencia molesta es que algo no marcha. Se llama Sylvi Listhaug (en la imagen) y es ministra noruega de Integración. Se le ha ocurrido decir que los noruegos comen cerdo, beben alcohol y van con el rostro descubierto. Y naturalmente esto no puede permitirse: es un insulto al islam, pura islamofobia, una marginación del inmigrante musulmán. Lo menos que pueden hacer los noruegos que tienen la suerte de acoger a los musulmanes es dejar de comer chorizo, de beber una cerveza (lo de los españoles es más grave, bebemos vino, una bebida fermentada de más alta graduación y más alta dignidad que la birra) por respeto al invitado. El invitado, naturalmente no debe respeto alguno al anfitrión y le impone las normas de convivencia. Pero las palabras de la ministra noruega han molestado a muchos. Y cuando la evidencia molesta es que algo no funciona. Por ejemplo, nosotros. Lo que le ha ocurrido a la amiga Sylvi resume bastante bien el problema de la multiculturalidad en Europa. En definitiva, fronteras abiertas sí, pero que el recién llegado se muestre respetuoso y agradecido al anfitrión. Por cierto, ¿se imaginan ustedes a algún ministro de Rajoy diciendo esto mismo? Por favor, sería un fascista. Hispanidad redaccion@hispanidad.com