Es sabido que la Organización mundial de la Salud (OMS) protege la vida de todas las personas con la excepción de los no nacidos y de los terminales (a esos conviene matarlos, cuanto antes mejor, que sólo dan trabajo). Ninguna exageración: la agencia de Naciones Unidas para la salud es una de las grandes promotoras del aborto y la eutanasia en el mundo. Ahora nos informa en el Día Mundial del Tabaco (día a favor, claro está) de que el tabaco provoca la muerte de 7 millones de personas en el mundo cada año. Por eso quiere prohibir la venta, pero no la producción. En cualquier caso, si se trata de todas estas muertes, casi mejor que sería prohibir los automóviles y las máquinas de vapor: producen muchas más muertes, miles por día, decenas de millones al año. Y ya puestos podríamos prohibir las armas de fuego. Porque claro, al final resulta que sólo se prohíbe lo que se quiere, no lo que se puede. Por otra parte, ¡qué bien huele el tabaco y cuánto relaja! Hispanidad redaccion@hispanidad.com