Luis Bárcenas saldrá a la calle y dispondrá de muchas televisiones donde hacer entrevistas y vengarse de Rajoy. Por la misma, el caso paralelo, la Gürtel, también adquirirá nuevo relieve con el ex tesorero en la calle. Pero eso no es lo que preocupa a Rajoy. Lo que preocupa a presidente es el juez Pablo Ruz (en la imagen), el instructor al que no ha conseguido echar. Bárcenas ya le ha acusado a Rajoy de todo lo que podía acusarle y algo más. 

Por tanto, lo único que teme es que Ruz decida imputarle por cobrar dinero en sobres presumiblemente negro. Y si le imputa, según ese hábito injusto que hemos adoptado -según el cual la imputación significa dimisión ­aunque luego se demuestre tu inocencia- tendría que dimitir en vísperas de elecciones. En cuyo caso, aparecerá Soraya Sáenz de Santamaría como líder del PP si el partido no se planta.
Eso es lo que teme Rajoy y no otra cosa. Por cierto, como la verdad sigue existiendo al margen de lo que digan los jueces, es muy probable que Rajoy sí haya cobrado dinero en negro en el partido. ¿Y es grave? Pues no, está mal pero no es para rasgarse las vestes. Pedro Sánchez se apresuró a declarar que él también había cobrado dinero en B al inicio de su etapa laboral. Y no se ha vuelto a hablar de ello. Ahora, señores progresistas y cadenas de televisión anexas ya pueden rasgarse las vestiduras.
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