Los restos de Francisco Franco no acabarán en La Almudena porque podría provocar problemas de seguridad y de orden público, según ha manifestado este viernes la Delegación del Gobierno en Madrid. Con esta decisión se mantiene abierto el conflicto entre el Ejecutivo y la familia Franco, partidaria de enterrar al dictador en la sepultura que poseen en la cripta de La Almudena. Todo, por supuesto, si finalmente se lleva a cabo la exhumación del cuerpo del Valle de los Caídos.

¿Dónde enterrar, entonces, a Franco? Dos pueblos ya se han postulado para acoger el cuerpo: Águeda, de la pedanía de Ciudad Rodrigo, y Cubillas de Rueda (León). Solo falta el visto bueno de la familia y del Gobierno. Casi nada. ¿Y si dejamos las cosas como están? Ni hablar. No por nada, sino porque a Pedro Sánchez y a sus socios de Podemos, lo que les molesta de verdad no es Franco, sino la cruz de 150 metros de altura y brazos de 24 metros cada uno, que se ve a kilómetros de distancia. Franco es solo el primer paso para destruir definitivamente la cruz.