El odio a lo pequeño es el principal problema económico y social de nuestra sociedad. En el sistema económico occidental ­en el oriental es aún peor. No se admite ninguna empresa pequeña. Y ya no se disimula. Lo ha dicho Andrea Enria (en la imagen), presidente de la EBA, en entrevista con Expansión: "Ya no toleramos que operen bancos con bajos niveles de capital". Así, como suena.
Naturalmente, en la crisis financiera, aún inconclusa, y que se volverá a repetir, no lo duden, han caído más bancos grandes que pequeños. Un banco con mucho capital no es un buen banco, sólo es un banco grande que, como es sistémico, es decir, puede arrastrar a otros, y cabreará a más, hay que socorrer con dinero público. Cuando mejor serían 1.000 pequeños bancos que 10 grandes. De hecho, si quiebra un banco pequeño no hay problema en dejarlo quebrar. Si quiebra uno grande empiezan los problemas.
En cualquier caso, a los banqueros no hay que juzgarlos según su tamaño sino según su morosidad. Cantidad no es calidad.
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