Esta es la historia de un hombre que se negó a utilizar su teléfono móvil. Un buen día lo hizo pedazos y lo tiró al contenedor (contenedor ecológico catalogado para tal fin, eso sí). ¿Podría funcionar una historia así?  Yo creo que sí, pero entonces sucedió algo  imprevisto. Por ejemplo, los personajes toman vida propia y nuestro hombre se creció tanto que abandonó el teléfono fijo y el ordenador. ¿Estamos cayendo en la ciencia ficción? Por fin, prescindió de las tarjetas de crédito y de las cuentas bancarias. ¿Sobrevivió? Pues no lo sé pero, por de pronto, se hizo casi inaccesible salvo para Hacienda. Y ningún tirano pudo controlarle jamás. Y no me refiero a los tiranos públicos. Al final, regresó a los pagos electrónicos, al ordenador y al móvil, porque se dio cuenta de que le tenían  trincado y trinchado por otras muchas vías. La más importante, el carné de identidad. No, la historia no funciona. Y la libertad en el mundo actual, tampoco. Hispanidad redaccion@hispanidad.com