España, a través de la ministra Nadia Calviño, ha defendido en el G-20 la globalización comercial sin cortapisas y ha arremetido contra la política de Donald Trump.

Pues muy mal. Con ello, el gobierno Sánchez no hace otra cosa que defender a la tiranía china, quien se aprovecha de la libertad de comercio seguir reduciendo los laicos en todo el planeta y para destruir las industrias ajenas, algo que provoca desempleo y salarios de miseria.

La actitud de España le viene bien a la mayor tiranía del mundo: China.

Todo sea por molestar al malo, a Donald Trump.