Sí, es cierto que los musulmanes defienden su poligamia con la afirmación de que en Occidente  tenemos el divorcio, que no deja de ser poligamia sucesiva. Pero no es lo que nos ocupa ni lo que nos preocupa. Lo que preocupa es que el feminismo occidental asegure que nada tiene de malo que un hombre tenga tres esposas. Lo cual recuerda el chiste de Forges, donde parece un maromo en el catre, con una montón de "Conchas", que prorrumpe en grito angustioso: "Si se callaran un momento, yo podría decirles que les amo". A ver si nos entendemos, señora  feminista: un hombre se entrega a una mujer en matrimonio todo entero. Ya no se pertenece sino que pertenece a su prójima. Se ha donado a sí mismo. Y si ya no se pertenece a sí mismo, ¿cómo va a entregarse a otra? ¿Cómo va a  dar lo que no es suyo? Es decir, su propio cuerpo. Por eso, la bigamia está perseguida en el Occidente cristiano. Y la poligamia, con más razón. Pero, en efecto, el feminismo comenzó siendo tonto, terminará siendo idiota. Hispanidad redaccion@hispanidad.com