Sólo es una irresponsabilidad legalizada para ocultar tu pasado. Lo malo de los jueces es que si mañana un organismo internacional les ordena asesinar ancianos en la plaza pública lo harán con la feliz convicción de que están cumpliendo la ley. Desde Europa y sus  prestigiosos mecanismos judiciales nos llegan las más sublimes chorradas, nos ha llegado la adición al derecho al olvido e inmediatamente, nuestras señorías se han apresurado a aplicarlo en España.

A ver, ¿en qué se concreta el puñetero derecho al olvido? Pues en algo tan irracional como que un señor te escribe una carta al director, le haces el favor de publicarla y ocho años después te envía un conminatorio burofax asegurando que si no se retira su carta de la red (cosa que a veces no puedes del todo, cosas de Google y cía) tendrás que afrontar un pleito y una indemnización fijada de antemano. ¿Pero quién ha dicho que tengamos derechos al olvido? Somos nuestra historia y nos podemos arrepentir de lo que hemos hecho pero, con la excepción de nuestra intimidad no tenemos ningún derecho a borrar nuestras huellas. Eso sólo lo hacen los culpables y los estafadores. ¿O es que tienen derecho los asesinos de Charlie Hebdo a borrar su huellas? Según el derecho al olvido, sí.

Aquí, o nos hemos vuelto todos idiotas o sufrimos de enajenación transitoria. 

Hispanidad
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