El portavoz del estado Islámico, Abu Hamza al Qurashi, ha hecho público un largo “sermón”, de 40 minutos de duración, a a través de una grabación en Al Furqan, una de sus medias, y, por escrito, en el número 236 del semanario “Naba”.

Los yihadistas están felices contemplando cómo occidente sufre la pandemia y, en el colmo de su regocijo, se alegran de que los cristianos tengan que estar confinados en sus casas mientras sus negocios mueren porque están cerrados.

En el mensaje, en el que se atribuyen todos los éxitos al nuevo “califa” (que sustituyó a Al Bagdadi), designado por Abu Hamza como “Sheikh, comandante de los Fieles, nobleza, califa musulmán, Abu Ibrahim al-Hashemi Quraysh, que Dios Todopoderoso lo bendiga y le preserve sus manos; y que la paz sea contigo y te bendiga” (así todo seguido), se anima a a los yihadistas a rematar a los enemigos por medio una tortura adicional a la del coronavirus.

Les explican a sus combatientes que todo se debe a a una “venganza de Dios contra los infieles”. “Os ha llegado la venganza de Alá por desmembrar los cuerpos de los fieles (musulmanes) con bombardeos".

“Ahora estamos felices por la tortura del gran dios (...) y le rogamos que tengáis más tortura (...) los toques de queda hacen que no podáis salir de casa y que muchos de vosotros lo hayáis perdido todo”.

Los anima a que continúen la batalla de desgaste que desarrollan en Siria, Irak y otros países del mundo mediante la “guerra de guerrillas” y los “golpes de mano”.