El chamán Shaman Durek no puede publicar su libro de autoayuda Spirit Hacking en Noruega. Parece que la editorial que iba a lanzarlo considera que "El texto debe ser objeto de una lectura más amplia y de una revisión crítica".

Pues, no entiendo por qué, si el ejemplar -me refiero al libro, no a su autor- dice cosas como que la infelicidad provoca cáncer o que no todo en el cuerpo se trata con genética… Todo muy creíble y muy contrastado, estoy segura.

Así las cosas, Durek avala su trayectoria profesional con argumentos como "He viajado a tantos países que pensé que Noruega estaba más desarrollada que todo esto. Hay un grupo de personas que tiene miedo de escuchar opiniones a las que no están acostumbradas. Es muy triste que la gente haya revisado el libro y haya optado por centrarse en un solo capítulo en el que hablo sobre el cáncer en lugar de verlo en su totalidad. La censura es tan medieval... He aprendido a no perder el tiempo con personas que han decidido de antemano que tienen razón". ¡Cuánta sabiduría y cuánta templanza de razonamientos! Por eso, su novia, Marta Luisa estaría dispuesta a renunciar a su título. Muy mal, princesa, Durek tiene que estar en la línea sucesoria. No te rindas. Se merece una oportunidad.

Claro, Durek tiene un gran bagaje a sus espaldas porque empezó su entrenamiento con 12 años y ha estudiado en Turquía, Israel y Belice. Asegura que a los 27 años, después de sufrir un fallo renal, murió y volvió a la vida. "Me fui al otro lado. Me enseñaron qué somos, de dónde venimos, cómo funciona todo esto y cómo complicamos todo". Hoy día, a través de sus poderes, aconseja y guía a gente de todo tipo. "He tenido a actores y actrices a mi lado, a millonarios, billonarios... Un tipo llegó a decirme que me quería comprar un ático en Park Avenue [Nueva York]. Gracias, pero no". Hoy día, autodeclarado como "líder del empoderamiento femenino", realiza charlas por todo el mundo, pero para verle hay que asumir los más de 125 euros del coste de la entrada. "Hubo un época en la que la gente decía que Einstein estaba loco. Los visionarios del mañana no son apreciados por las gentes del hoy", defiende. Durek, ¡qué grande eres!