El 26 de julio se celebra la festividad de San Joaquín y Santa Ana, los padres de la Virgen María. Es  decir, de los abuelos de Jesucristo.

No son santos muy documentados pero las tradiciones y la revelaciones (sobre todo las de la beata Catalina Emmerich) son muchas.

Con ese empeño secularizador del pensamiento único, el políticamente correcto, el 26 de julio ha pasado a ser el Día de los abuelos. Ahora bien, el hecho de que se haya aprovechando la festividad cristiana de San Joaquín y Santa Ana, esto quiere decir sólo una cosa: que ni aún con fórceps, la progresía logra liberarse del origen cristiano de la sociedad española, que emana por todos lados hasta hacer irrefutable la afirmación de que España es un país católico aunque no quiera, las huella del cristianismo están tan extendidas que resultan insoslayables.

España es cristiana aunque se pretenda descristianizarla. Por ejemplo, convirtiendo la festividad de Anas y Joaquines en el Día de los Abuelos… siendo que no eran sino los abuelos de Cristo.