Utilizan la red social políticos o instituciones serias y también energúmenos. Por eso es demoledor constatar que el atentado yihadista de Barcelona ha dejado tras de sí todo tipo de bulos. Afortunadamente, no ha sido lo más frecuente. Muchos de esos tuits, además, eran contestados de inmediato por otros usuarios de la red para pedir sensibilidad, cordura o complementos informativos (que siempre es el mejor modo de desnudar al insensato). Es un peligro evidente cuando tantos perfiles de Twitter se refugian en el anonimato y exhalan, con ese rostro, las partes oscuras de la condición humana, como inventarse rostros de terroristas, difundir imágenes falsas (encontrados en otros escenarios) o confundir sobre los desaparecidos o el estado de alerta. Bien es cierto que son excepciones (hay pasado también con filigranas ofensivas lanzadas a WhatsApp) frente al clamor más frecuente, con mensajes de ánimo a los heridos, súplica de oraciones o solidaridad con la ciudad atacada. Hispanidad redaccion@hispanidad.com