El Consistorio barcelonés ha impreso y colocado carteles informativos en los que usa el catalán y lenguas foráneas como el urdú, el árabe, el tagalo o el bengalí, pero no el castellano. Pero todo tiene una explicación, el Gobierno de Ada Colau quiere "incorporar dos lenguas que interpelan a población habitualmente silenciada, pero con una presencia caudal en las calles de Barcelona". No sabemos si esas dos lenguas serán el urdú y el árabe o el tagalo y el bengalí.

Repartidos por el barrio Gótico de Barcelona y el resto del distrito de Ciutat Vella -en el que se concentra gran presencia de inmigrantes-, los folletos convocan a la ciudadanía a foros de participación organizados por el Consistorio para conocer las quejas e inquietudes de la vecindad. A ese argumento se aferra el Gobierno de Barcelona para traducir el contenido de los carteles a lenguas extranjeras muy usadas por los empadronados en el distrito. Sin embargo, no encuentra motivo para que el castellano, a pesar de su condición de lengua oficial, aparezca en la cartelería. Está claro, los españoles no tienen una presencia caudal en las calles de la ciudad condal, deben de ser como un pequeño arroyuelo…

Y es que la alcaldesa de Barcelona se preocupa por sus vecinos, sean árabes, hindús o paquistanies.

En cualquier caso, lo que más preocupa a la centrífuga Colau son los paquistaníes… lo mismito que el MI5 en el Reino Unido (hoy más que nunca), más que nada porque los servicios secretos occidentales consideran que Paquistán es el país de donde han salido más terroristas, al menos según su población.