Richard Malka, abogado y colaborador del semanario, dice lo siguiente: "Nos burlamos de nosotros, de las políticas, de las religiones, es un estado de ánimo". Pero verá señor Malka, es que el ser racional llamado hombre se dedica a ordenar los sentimientos en orden a la verdad y al bien. Yo, de vez en cuando, tengo ganas de abofetear a los que me caen mal pero reprimo tan lamentable estado de ánimo.

Añade Malka: "Nunca tenemos derecho a criticar a un judío porque es judío, un musulmán porque es musulmán, un cristiano porque es cristiano… Pero podemos decir lo que queramos, las cosas más horribles, y lo decimos sobre el cristianismo, el judaísmo y el islam, porque más allá de la unidad de los bellos lemas, es la realidad de Charlie Hebdo". Eso es como decir: te respeto a ti pero voy a insultar e injuriar a tu mujer, a tus hijos, a tus amigos y tu, en pro de la tolerancia, a callar y a aguantar.

Lo que no entienden los hombres de Charlie Hebdo, tan brutalmente masacrados por los fanáticos islámicos es que, para un cristiano -la religión a la que más injuriaban- el cristiano no es el que cree en Cristo sino el que ama a Cristo- blasfemar contra la Santísima Trinidad, con la zafiedad con que lo hacía Hebdo, no es ejercicio de libertad sino ejercicio de injuria

Y a la postre, nuestro abogado y colaborador sentencia: "Nunca vamos a ceder. Si no, nada de esto tendría sentido". Es decir, que el "tout est pardonné" según y cómo. Aunque tras la salvajada de los fanáticos islámicos -no de cristianos, sino de musulmanes- ya es bastante titular. 

En cualquier caso, no confundir libertad y ofensa, por favor.

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