Cataluña es a CIU lo mismo que Andalucía al PSOE o que Valencia al PP: nido de corrupción. Esto de mal de muchos es consuelo de tontos, a fuer de epidemia. Ahora bien, la corrupción es un problema ciertamente, pero lo que envenena más la convivencia no la corrupción en sí -contra corrupción, prensa y tribunales- sino la utilización que los políticos hacen de la misma para arrojarla contra el adversario. No es así en otros países: en Estados Unidos, por ejemplo, se juzga y condena al corrupto con más celeridad que aquí, se le expulsa de la política y a otra cosa. Pero ni republicanos ni demócratas convierten la corrupción en la única cuestión política. Quizás porque los norteamericanos saben que en todos los partidos hay corruptos. Hispanidad redaccion@hispanidad.com