Con una cierta insistencia melodramática, insiste don Iñaki Gabilondo (en la imagen, junto a Gregorio Morán) en que Cataluña ya está fuera de España y en que la culpa la tienen los españoles, en concreto el Gobierno español, por no atraer a los catalanes. Es verdad que años atrás Rajoy se negó a firmar una acuerdo económico con el nacionalismo catalán, pero desde hace dos años el Gobierno del PP cada día tiene menos culpa de la deriva separatista. Todo empezó cuando Artur Mas se volvió loco y, tras fracasar su negociación con Mariano, en lugar de volver a negociar se echó al monte. En cualquier caso, la homilía de Gabilondo recuerda las palabras de Kennedy: "No preguntes qué puede hacer el país por ti. Pregúntate qué puedes hacer tú por el país". El resto de España no tiene por qué acercarse a los catalanes ni tiene por qué mimarlos. Eso supondría perdonar al hijo pródigo condenando al hijo fiel. En contra de Gabilondo, la posición del artículo, al parecer censurado de Gregorio Morán, parece más sensata. Pero incurre en el error de Rajoy al fiar todo el problema catalán al respeto a la ley. Porque las leyes, precisamente por mor de los políticos, se cambian. Democracia es respetar la dignidad de las personas, hijos de Dios, lo que conlleva el respeto a las minorías. Hispanidad redaccion@hispanidad.com