Con la venta del avión privado del BBVA -adelantada por El Mundo-, modelo Gulfstream G-650, Carlos Torres mata tres pájaros de un tiro: ahorra costes, reduce la contaminación y rompe un poco más con su antecesor en el cargo, Francisco González (FG), que utilizaba el jet de manera habitual, siempre para desplazamientos profesionales, naturalmente.

No estamos hablando de cualquier avión. El aparato en cuestión es uno de los más lujosos del mercado, con autonomía para unas 13 horas y capacidad para 19 pasajeros. Si lo vende bien -la operación está abierta-, el banco podría ingresar entre 40 y 50 millones de dólares.

A partir de ahora, Torres viajará en vuelo regular, que es más barato y contamina menos. Don Carlos, si realmente quiere disminuir la contaminación, sea valiente y haga como Greta: utilice un catamarán para cruzar el océano. Y es más barato.