Lo dicen los británicos: un funeral es un honor que siempre hay que conceder.

Resulta penoso ver a políticos y periodistas españoles hacer leña del árbol caído. Mariano Rajoy me caía muy gordo pero ya está muerto. Dejémosle en paz. Y, además, se ha marchado como un señor.

La postura de quien le pisa el rabo al león después de muerto resulta cainita y cobarde. Deberíamos cuidarnos de tan feo vicio.