Lo políticamente correcto hace tiempo que destrozó la magnifica simplicidad de los dibujos animados.

Ahora bien, empiezo a creer que está rompiendo todo los récords de imbecilidad.

Ejemplo, en la película Bikes de reciente estreno, no me extrañó que los malos fueran bicicletas-banquero contaminadores del aire puro de Citibikes (precisamente fue aquí donde me enteré de que las bicicletas respiran y sufren a costa de la polución).

No, por eso podía pasar, que uno es un tipo recio.

Ahora bien, que al malo de la película, la bici mas perversa de la ciudad (a estas alturas de cursilería, qué quieren que les diga, a mí empezaba a caerme simpática) sea detenida por dañar el medio ambiente de Citibikes y, atención, por atentado contra la propiedad pública, ya fue demasiado para este viejo corazón.

No sé que pensará un niño al escuchar semejante majadería pero yo, lo confieso, me sentí abrumado.