El presidente del Parlamento de Flandes ha escrito una carta donde pone en duda que España sea un país democrático apoya a los separatistas catalanes.

Mientras continúa dilatándose la vergonzosa admisión a trámite de la demanda de Puigdemont contra el juez Pablo Llarena.

Bélgica se ha cargo a la confianza en el espacio jurídico común de Schengen, así como en la euroorden, que hasta ahora siempre ha sido cumplida sin rechistar, porque se supone que entre dos países miembros de la UE existe confianza mutua.

Lo malo es que el Gobierno español incluso le ha regateado la defensa a Llarena y ni tan siquiera se ha planeado el impugnar el espacio Schengen y la euroorden a fin de modificar su sentido.

Y así, Bélgica continúa tomándole el pelo a España… y Sánchez mira hacia otro lado.