Llegó a la alcaldía desde el activismo, siempre tangencial con la ilegalidad. Comenzó arremetiendo contra la Guardia Urbana y ahí permanece. Pero claro, una cosa es estar de vocinglera en la calle y otra bien distinta estar en el sillón de la alcaldesa, un sillón que nunca se quiere perder, sobre todo cuando llegas desde la protesta.

Ahora bien, para la Colau de hace cuatro años todo policía es un represor ligeramente fascista. Y así, ha conseguido, desde la alcaldía, que Barcelona sea el paraíso de los okupas y, en resumen una ciudad sin ley.

Y claro, esto es peligroso porque puede hacerle perder el cargo.

Así que ahora la activista doña Ada pide ayuda a los de la Administración autonómica contra la inseguridad en la ciudad de Barcelona.

¡Hay que tener una cara de cemento! Es la bombera pirómana.