Lo dice la espléndida revista Consejeros: ¿Cuánto valen los siete grandes bancos cotizados? Respuesta: la mitad de beneficios con el doble de capital. No se puede decir más con menos. Si necesito doblar el capital para obtener la mitad del beneficio, la única conclusión posible es que este negocio es una ruina, señores. Una ruina de grandes proporciones. Pero, justamente, esa es la ruina a la que obligan las autoridades monetarias. Ya saben: antes el banco bueno era aquel que conseguía poca morosidad y, por tanto, mucho beneficio. Ahora es buena la entidad llena de agujeros pero con más capacidad para atraer capital. Por ejemplo, por el hecho de ser grande. Mala, pero grande. Así nadie le dejará caer. Hispanidad redacción@hispanidad.com