Cinco años sin que ETA asesine. Pero en Alsasua unos descerebrados abertzales -probablemente una reiteración- han apaleado a dos guardias civiles y a sus esposas. Es decir, que la cosa de ETA no ha terminado. Muchos etarras y proetarras siguen queriendo matar a guardias civiles. Es decir, ETA terminó porque no podían continuar matando. Pero eso no basta, para terminar con ETA, tiene que haber dolor de los pecados. Y si no hay dolor de los pecados no puede haber propósito de la enmienda. Porque, una vez más, no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón… y no hay perdón sin arrepentimiento. Por cierto, Consuelo Ordóñez, hermana del concejal asesinado Gregorio Ordóñez, se plantó con una pancarta en Rentería. Ella, con tres compañeros, plantando cara a un pueblo de miserables, homicidas de corazón. Merece un aplauso. Hispanidad redaccion@hispanidad.com